El mar, origen de la vida, maravilla natural y atracción
inspiradora de todas las épocas se retrata sensacionalmente con su variada
fauna en el documental estadounidense más costoso e impactante en la historia
del cine.
Se invirtieron 50 millones de euros y ocho años de
trabajo (cuatro y medio de filmación) en el trópico, polos y diversas latitudes
del globo terráqueo . Con narraciones breves en off se aplica la frase “Una imagen
vale más que mil palabras”.
Las tomas en la superficie o bajo del agua son espectaculares y durante 90 minutos el público comparte esas escenas. Una de las primeras secuencias pertenece a un cardumen atacado por depredadores agresivos y expertos que cumplen con la ley de la supervivencia. Despues un verdadero desfile de seres marinos que en defensa y ataque mimetizados, rompen la aparente calma del fondo oceánico.
El rodaje submarino se logró con la ayuda de cámaras hidrodinámicas preparadas para seguir a la misma velocidad a los rápidos especímenes entre coloridos arrecifes.
Para muchos este tipo de documentales estilo “Discovery Chanel” no ofrecen ya novedad alguna y aunque podrían tener algo de razón, es difícil que no se dejen seducir por este bellísimo film que apela más que a las palabras y las estadísticas a imágenes contundentes que verdaderamente te transportan a lo profundo del mar y en dónde la cámara se mimetiza al punto de seguir con precisión de acoplarse a la perfección con el sonido ambiente, permitiendo escuchar con impresionante nitidez las “voces” de lo profundo.
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